El equipo neozelandés se impuso por 19 a 3 en la final y se consagró campeón del Personal Super Rugby. El buen nivel que venía teniendo el equipo argentino chocó contra Crusaders, el mejor del certamen durante la temporada regular que había salido campeón en los últimos dos años.
Si bien se enfrentaron los dos equipos que más puntos anotaron a lo largo de la temporada, durante los ochenta minutos el juego fue cerrado y apenas hubo un try, que apoyó el hooker Codie Taylor. Para Jaguares fue el primer partido del año en el que no logró anotar un try. La diferencia estuvo en los penales conseguidos y el 100% de efectividad de Richie Mo’unga, uno de los mejores jugadores del Personal Super Rugby, que esta noche aportó 14 puntos.
«Fue una final en todos los términos. En las finales, en general, las oportunidades son pocas. Las formaciones fijas son clave. Y las defensas son más solidas que la capacidad de los ataques para encontrar espacios», explicó Gonzalo Quesada, Head Coach de Jaguares.
» A su vez, creo que otro motivo de orgullo fue que estos equipos neozelandeses tienen varios momentos que te quiebran y siempre lo logramos sobrellevar y eso, sin dudas, es mérito de los jugadores».
En el equipo argentino, las dos ocasiones más claras estuvieron en las manos de Matías Moroni. En una jugada del primer tiempo que elaboró Pablo Matera, le faltaron unos centímetros antes de que lo tackleen y perdiera la pelota, mientras que en el complemento no llegó a alcanzar un arriesgado kick de Domingo Miotti. Si bien esas acciones pudieron cambiar el desarrollo del partido, Crusaders ganó sin problemas y se consagró campeón para la alegría del estadio colmado en Christchurch.
«Pienso que los jugadores tienen que estar orgullosos de haber llegado hasta acá, alguna veces se pierde y otras veces se gana. Los chicos tienen que estar felices de haber llegado a la final de esta competencia tan importante», finalizó Quesada.
Jaguares cerró una temporada memorable en su cuarto año de competencia y quedó a un paso del título. La evolución de un año a otro es considerable y la constante aparición de diferentes jugadores le permiten al rugby argentino ilusionarse con el futuro. Esta vez, el título quedó para Crusaders.